Ya las repetidas anécdotas de
arriesgados camaradas caídos en desgracia le habían advertido sobre lo osado de
su empresa. Pocas veces había demostrado ser valiente pero no le quedaban
alternativas. Contaba los pasos que lo separaban de la entrada y el camino se
desfiguraba cada vez más en paisaje siniestro. No divisó a nadie cuando por fin
pisó el umbral, apretó los nudillos y con manos sudorosas golpeó casi en clave el duro basamento. Cerró
los ojos, pensó una vez más en Dayana y la sangre y el valor le subieron a la
cara, mientras la cueva se abría inmensa ante él. Entró decidido y el viejo
dragón giró lentamente, escupiéndole humo sobre el rostro. -“Te estaba
esperando”-le escuchó decir con gutural y calmada voz- y justo en ese momento trató
de desenvainar el mejor y más ensayado de sus ataques, pero con fuego de burla
en los ojos, el dragón le asestó el más temible de sus embates- “Estás
despedido, aquí no hay aumentos porque
te cases”- Caído, el moderno caballero intentó
contratacar con el más inteligente y filoso de sus argumentos, pero todo es en
vano contra poderosos y glotones dragones que mil años después siguen resguardando
sus tesoros a costa de fatigados héroes y esperanzas destruídas.
“El rostro de la Garbo representa ese momento inestable en que el cine extrae belleza existencial de una belleza esencial.” Roland Barthes La palabra enigma definió siempre al ser humano detrás de la actriz que se convertiría en el mito más grande del cine clásico: Greta Garbo. Llegada de Europa, superando una juventud marcada por la miseria de la guerra y la muerte prematura de su padre, Greta Lovisa Gustaffson pisa Hollywood en 1927 contratada por el empresario Louis B. Mayer. Sus primeras incursiones son en el cine mudo pero en 1930 y gracias a su marcado acento sueco y peculiar voz sobrevive sin problemas la transición a las películas sonoras protagonizando Anna Christie . Pocos quedarían indiferentes ante su presencia en la gran pantalla, con un rostro innumerables veces calificado de perfecto y un halo de misterio que inicia en la mirada y se extiende a cada gesto capturado por la cámara. Casi no sonríe, muchas veces parece d...
Hola, creo que ha sido bueno el intento. Un hombre enfrenta a su jefe para que le aumente el sueldo porque se va a casar. El jefe lo despide para dar muestras de su poderio. Consejo:
ResponderEliminarTécnica para despistar describo los esfuerzos, problemas y sufrimientos del personaje
Uso lenguaje de aventuras, lucha con dragones y demás
Revelo el misterio
Termino con un pase de lujo cercano a un concepto de algo
Entro en la cueva, el dragon lo atemorizó con la mirada, él se sobrepuso y sacó fuerzas para enfrentarlo. Lo arrollaron los pensamientos y comenzó a temblar. Dijo lo que deseaba. El bicéfalo o tricéfalo dijo que no. El caballero hizo lujo de valor y preguntó si al monstruo le habian dicho lo mismo cuando le sucedió. No hubo respuesta. ¡Genial¡
Plumalanza.blogspot.com Ocitore
EliminarGracias por leer y por la critica constructiva que por supuesto tomare en cuenta.
EliminarSaludos
Buena idea. Me gustaría mas condensada. Se puede escribir lo mismo pero con muchas menos palabras. Felicitaciones.
ResponderEliminarLo intentaré, pienso lo mismo se puede decir lo mismo con menos palabras..pero la microficción en verdad es díficil. Saludos y nos estamos leyendo
Eliminarme gusto y en mi opinión fue interesante.
ResponderEliminarBuenas, Nidama de Isthar.
ResponderEliminarMe ha gustado la idea de tu relato. Algunas veces el enfrentamiento con un jefe puede ser perfectamente toda una epopeya con dragones incluido.
Aunque que el texto esté escrito en un solo párrafo, sin ningún punto y aparte, da una sensación de agobio mientras lo lees.
También podrías mirar los diálogos, estos siempre tienen unas normas muy específicas y si se siguen, ayudan a que el texto fluya mucho mejor y se lea con más soltura.
Un saludo.
IreneR, de Literautas.
Hola, Nidama de Isthar. Tu relato me resultó entretenido. Me encantó la analogía entre dragones y jefes/empresarios como figuras intimidadoras, y entre caballeros/empleados como personas que a pesar de su esfuerzo y valentía no consiguen cambiar las cosas. Sin embargo, ese brillante giro al final de la historia en mi opinión ocurre de forma algo forzada, y quizá se deba a que la frase del jefe sea demasiado agresiva. Ese “Estás despedido, aquí no hay aumentos porque te cases” lo noté como un intento exagerado de ilustrar lo despiadado del personaje, pero habría quedado igual de claro con una frase más natural.
ResponderEliminarA pesar de ese pequeño detalle, me pareció un relato original, inteligente y sobre todo, una idea extraordinaria.
Jach.
Hola Nidama, te devuelvo la visita al relato #16 «¡Te digo la verdad, lo vi! agradecida por tus comentarios.
ResponderEliminarTu relato introspectivo me agrada.
Disculpa no amplíe, estoy con limitaciones tecnológicas debido a una remodelación de mi casa.
Nos seguimos leyendo.
(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)
Muy bueno, Hacer un pedido al jefe es casi tan temible como dar un examen. Saludos
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